Córdoba vive estos días sus fiestas populares. Las cruces de Mayo, su concurso de rejas y balcones, la Batalla de las Flores, la Fiesta de los Patios y su feria son algunas de las citas obligadas del famoso mayo cordobés. Celebraciones que tienen un denominador común, las flores, un reclamo que permanece todo el año y que han convertido a Córdoba en “la ciudad de las flores”.

Sus patios, su estética, la ornamentación de sus edificios, la familiaridad de sus habitantes con la cultura y el cuidado de las plantas e, incluso, iniciativas como el Festival Internacional de las Flores, han contribuido a que Córdoba sea reconocida también por el olor y color de sus flores.

Pero, sabemos a qué debe Córdoba su devoción y relación con las plantas.

Patios, balcones y rejas

Las múltiples culturas y civilizaciones que conforman la Córdoba actual son el origen de la Fiesta de los Patios. Culturas como la babilónica, egipcia, griega o romana disponían sus casas en torno a un patio central, donde se desarrollaba la actividad familiar. Pero lo que hoy conocemos, sobre todo en Andalucía, como “casa de vecinos”, tiene su origen en la edad moderna y en la necesidad de aumentar la capacidad de las edificaciones para hacer frente al crecimiento de la demanda provocado por la marcha del campo a la ciudad.

Muchas de estas casas, pertenecientes a la clase alta, se modificaban convirtiendo habitaciones en viviendas que ocupaban diferentes vecinos en torno a un patio que decoraban con flores y plantas, dándole frescor y color a este espacio de las casas en el que se combatía, también, el calor de Córdoba.

En 1918, el Ayuntamiento de Córdoba inaugura el Festival de los Patios, actualmente convertido en uno de los mayores reclamos turísticos de Córdoba gracias a la implicación de los vecinos e instituciones que año tras año han velado por mantener y difundir una tradición Patrimonio Cultural Inmaterial.

Iniciativas como el Concurso de Rejas y Balcones que se celebra de forma paralela a la Fiesta de los Patios son una muestra la pasión de los cordobeses por sus tradiciones y por sus famosas flores, convirtiendo sus rejas y balcones en un espectáculo de color con el que la ciudad se engalana en primavera para recibir a sus numerosos visitantes.

Batallas de flores

El último domingo de abril explota la primavera cordobesa con la primera de sus fiestas, la Batalla de las Flores. Una tradición en la que se lanzan 140.000 claveles de colores desde las carrozas que desfilan por la ciudad, provocando una batalla de flores entre participantes y asistentes.

Aunque no está claro el origen y la motivación de esta original fiesta en la que las flores vuelven a ser protagonistas de la vida y el paisaje de Córdoba, existe constancia de celebraciones similares en otros lugares de España e, incluso, en otras ciudades del mundo. En el caso de la Batalla de las Flores de Córdoba, los primeros testimonios datan de los años 40, aunque no se llevaría a cabo de forma continuada hasta los años 80. Hoy en día, es un evento al que acuden cada año visitantes de todo el mundo para contemplar la explosión de color que supone el lanzamiento de sus flores.

Cruces de mayo

Aunque existen diferentes versiones, el origen de la celebración de las Cruces de Mayo se remonta a la época romana ya que, según algunos historiadores, el día 3 de mayo Santa Elena halló la Santa Cruz y para comprobar su autenticidad la colocó sobre personas enfermas y las curó. El día de su muerte, Santa Elena pidió que, a partir de ese momento, los que creían en Cristo debían celebrar el día en el que la cruz apareció.

Entorno a esta festividad se organiza un concurso de Cruces de Mayo que se celebra desde 1953. Son los propios vecinos los encargados de mantener esta tradición, adornando sus cruces con flores, macetas y mantones de manila que se alzan en muchas plazas y rincones de la ciudad, añadiendo otro toque más de color a la primavera corbobesa.